Es vivir según nuestra propia misión. Es la vivencia de lo que somos como MEC. Dicho de otro modo, ser fieles al carisma propio del Movimiento.

El ideal espiritual del MEC está fundado en el evangelio de las Bodas de Caná y consiste en vivir una devoción mariana en todos los aspectos de la vida, sobre todo en el noviazgo y en el matrimonio, y que se haga realidad el mandato de la Virgen: “Hagan todo lo que él les diga” (Juan 2, 5). Por otro lado buscamos adquirir las virtudes de humildad, obediencia, pureza y pobreza, que constituyen las tinajas llenas para hacer el milagro de ser Signos del Cristo de hoy.

¿Cuál es nuestra propia misión?

Ser fieles en lo comunitario, ser fieles en lo juvenil, viviendo en nuestro medio el apostolado. En lo familiar, ser fieles a la Eucaristía, ser fieles a María, ser fieles a la vida apostólica de la Arquidiócesis, ser fieles a la jerarquía, ser fieles a su organización interna.