Nuestro Fundador
El presbítero Pedro Héctor García nació en Rosario el 15 de Mayo de 1935.
Cursó sus estudios en el Seminario Arquidiocesano “San Carlos Borromeo”. Celebró su primer Misa Solemne el día 7 de enero de 1962 en la Parroquia “San José” de Rosario.
Es nombrado Vicario Cooperador de la Parroquia “Inmaculada Concepción” de la ciudad de Venado Tuerto.
El 2 de Mayo de 1963 es trasladado con el cargo de Vicario Cooperador a la Parroquia “San José” de Rosario.
En el tiempo que se desempeña como Secretario General de la Obra de Vocaciones Sacerdotales organiza las tres primeras Peregrinaciones Juveniles a la ciudad de San Lorenzo, que contiene un marcado acento vocacional. También organiza el primer Congreso Arquidiocesano de Vocaciones en Septiembre de 1974.
A partir del 4 de Agosto de 1971 y por tres períodos consecutivos se desempeña como Asesor Eclesiástico del Secretariado Arquidiocesano de “Grupos Juveniles” del Movimiento Familiar Cristiano (M.F.C).
En 1979 funda el Movimiento Arquidiocesano Evangelio de Caná y el 14 de Agosto recibe el nombramiento oficial de Asesor Eclesiástico del mismo, labor que realizará hasta el día de su deceso con esmerada dedicación prodigando una sólida formación, enseñando un amor entrañable a la Santísima Virgen con el título de Nuestra Señora de Caná e inculcando que la Santa Misa es el centro de toda actividad apostólica.
Fallece inesperadamente en su domicilio antes de partir para la Celebración de la Santa Misa en el atardecer, el día jueves 5 de Abril de 1990. Sus restos mortales fueron velados en la capilla del Colegio Virgen del Rosario donde recibieron el último homenaje de numerosísimos fieles y de todos los integrantes del MEC.
Un integrante del MEC pronunció las siguientes palabras antes de finalizar la Santa Misa en la Capilla del Colegio Virgen del Rosario:
Querido Cura: En nombre de su amado Movimiento Evangelio de Caná queremos despedirlo hoy, teniendo la certeza de que ya se encuentra participando de las Bodas eternas con Jesús y Nuestra Señora de Caná. Recordando nuestros casi veinte años de Movimiento junto a usted, queremos agradecerle todo su amor, alegría y celo apostólico volcado en innumerables reuniones de grupo, jornadas, retiros, encuentros, confesiones y tantos otros momentos de gracia. Sobre todo, queremos agradecerle que nos enseñara a amar la Misa y a ponerla como centro de nuestra actividad espiritual y fundamento de nuestra comunidad.
Gracias por transmitirnos el gran amor a María, a quien todo el MEC tiene como Madre y Protectora.
Gracias por hacernos sentir parte de la Iglesia y miembros activos del Cuerpo Místico de Cristo. Gracias por acompañarnos y guiarnos mientras crecíamos física y espiritualmente. A la par, nuestro MEC crecía al transformarse esos primeros grupos juveniles en un pujante y dinámico Movimiento de jóvenes y familias que forman hoy una gran comunidad. Gracias por haber guiado nuestros noviazgos, por haber sido testigo de nuestros matrimonios y bautizado a nuestros hijos. Por todo esto, cada uno de los integrantes del MEC, cada uno de los grupos, cada una de las áreas, queremos aquí comprometernos, con el auxilio de Nuestra Señora de Caná, a seguir trabajando en unión con la jerarquía por la evangelización de la juventud y de las familias, haciendo crecer el Movimiento al que usted consagró su vida. Querido Cura, no le decimos adiós, porque sabemos que siempre desde el cielo nos acompañará.